En Galicia las hogueras, las charangas y las sardinadas se quedan sin día rojo en el calendario. Y es que todas estas actividades arrancan en torno al día de San Juan, un santo, y hay que ir barriendo las tradiciones de siempre del almanaque, para incoporar las inventadas. Si convivieran, habría más opción, de que las vinculadas con la religión más arraigada en España, no perdieran fuelle, y cada uno pudiera elegir libremente qué prefería… y eso no interesa.
Así que, aprovechando que -como en todo-, cada región hace y deshace a su “progre” antojo, Galicia no podía ser menos, y ha borrado de un plumazo la fiesta de San Juan de sus días festivos, para disfrutar de una especie de San Jorge / Sant Jordi a destiempo (el 17 de mayo).
Faltan dos días festivos a determinar y nos preguntamos si no hubiera sido más lógico dejar a San Juan en paz, y colocar el Día de la Cultura Gallega el 28 de octubre en honor a Valle-Inclán por ejemplo.
Pero es evidente que lo que se pretende es el enfrentamiento ciudadano: Preservar la identidad de uno, no tendría que ir de la mano exclusivamente de la religión que profese, pero tampoco tendría que ir de la mano en exclusiva del ateísmo y la falta de respeto a la religión mayoritaria entre tus hermanos de sangre -porque la de los otros “hermanos” sí la suelen respetar, curiosamente-… pero irremediablemente va en muchísimos casos, no de una mano, sino de las dos, cuan pareja de adolescentes que viven la edad del pavo y hacen el canelo por los parques.
Recapitulando: A quien le resulte insultante que el Día de San Juan deje de ser festivo, no pocas voces le espetarán que no es un buen gallego porque no defiende su cultura. Y se quedarán tan anchos.
¿Por ser católico no amas la cultura gallega? ¿Por defender las tradiciones de tu pueblo no amas las letras gallegas?
La pandemia de la locura tergiversadora se extiende velozmente por toda la geografía española.
Colum Rozas.
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