Popea apretó entre sus manos las
trenzas de cabello postizo, tensándolas
fuertemente, mientras Emilia Paula con la subucula y la stola colocadas en sus
brazos a modo de perchero, la apremiaba para que se terminara de peinar. Acabó
por soltar la vestimenta encima de un diván y ayudarla en el laborioso trabajo
de “hacerse el pelo”.
- “Llegaremos
tarde, como siempre”-
dijo, colocando las mechas postizas sobre el
cabello de Popea y clavándole un gancho con muchas ganas-. Popea ni se inmutó, no le iba a dar el placer de que la oyera
quejarse, sólo se giró la miró y le apretó en el antebrazo a modo de caricia
para tranquilizarla.
- “No me hagas la
pelota; ya está, venga… ¡A vestirse!”
La subucula se deslizó
suavemente sobre el cuerpo desnudo de Popea, sintió un escalofrío erizándole la
piel al sentir el contacto de la seda sobre su cuerpo. La stola se acopló como
una tercera piel al cuerpo de la patricia. Un cinturón bajo el pecho, hacia
resaltar sus voluptuosas curvas de romana noble. Emilia Paula sacudió la tela
roja de tres metros que extrajo de una bolsa de tela y se la colocó, primero
por el hombro izquierdo, pasándoselo por la cabeza y por debajo del brazo
derecho, para finalmente envolvérsela en
el antebrazo izquierdo, sacó una esponjilla llena de alfileres con cabeza y
empezó a insertarlos en la tela y en las trenzas
que Popea lucía en su cabeza. Esta vez la
patricia sí que gritó. La miró de frente clavándole sus verdes ojos a modo de
gladius, respiró hondo y la dejó seguir… en ese
momento sonó el móvil, era Cayo Vocconio que impaciente las esperaba en el
Templo de Diana.
No, no estamos en la antigua
Roma, estamos en Sagunto, el 11 de Junio del año
2016. Para muchas personas vestirse de romana puede resultar un juego o
simplemente una
caracterización, pero para la mujer saguntina vestirse de romana es sentir su
patrimonio, su cultura; Vestirse de romana para una
saguntina es todo un ritual, como para los toreros puede ser vestirse con un
traje de luces.
Desde el momento en que te
colocas la ropa, la sangre empieza a fluir por tus venas y tu adrenalina sube,
sientes mariposas en el estómago, como cuando te enamoras, y recuerdas cómo de
pequeña has jugado entre tus ruinas romanas al escondite y cuánta ropa interior has roto,
dejándote arrastrar sobre las piedras. Para una saguntina vestirse de
romana es un honor y un placer que jamás olvidará en su vida.
Pilar Madrid (Saguntum Civitas).
Apéndice:
Idea original: Pilar Madrid y Colvm Rozas.
Texto: Pilar Madrid.
Autoría del material fotográfico: Kivi Osma, Roberto Martínez, Ximo Martínez, David Piqueras y Maite Rodríguez.
Texto: Pilar Madrid.
Autoría del material fotográfico: Kivi Osma, Roberto Martínez, Ximo Martínez, David Piqueras y Maite Rodríguez.
Composición: Colvm Rozas.
Prendas romanas mencionadas:
SUBUCULA: Túnica interior hecha
de seda o lino, realizada de una sola pieza y con mangas, lo que otorgaba mayor
comodidad.
STOLA: Túnica de seda lino o
algodón que se colocaba sobre la subucula.
PALLA: Manto cuadrado o rectagular,
que iba de la cabeza a los pies. Se utilizaba enganchado al pelo formando un
velo trasero.
PATAGIUN: Cinturón que se ponía
sobre la stola.
Muchas gracias, me ha encantado!
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