La existencia de
restaurantes tiene su origen en la antigua Roma pero con la
caída del Imperio el negocio de la restauración desapareció y no volvió a darse
hasta entrado el siglo XVIII. En el año de 1765, un francés de apellido
Boulanger, puso en la puerta de su negocio de comida y bebida estas
palabras: venite adme omnes qui stomacho laboratoriatis et ego
restaurabo vos. ( Venid a mi todos aquellos cuyos estomagos
clamen angustiado que yo los restauraré.)
En la década de los
60 surgieron los primeros Fast food en EEUU, pero este tipo de
comida ya existia en época romana. El thermopolium
Los restaurantes
en Roma solían ser habituales. Eran un tipo de locales donde se ofrecía
comida y bebida.
Normalmente estos
establecimientos se localizaban junto a las principales vías de la ciudad y
cerca de los edificios más representativos.
El
término tabernae designaba, en la antigua Roma, a todo
tipo de pequeños establecimientos comerciales de usos varios, donde
solían hacerse las compras diarias durante la mañana, la thermopolia, cauponae, y p opinae eran establecimientos
que abrían sus puertas a partir del mediodía y cerraban los últimos.
Estas tabernae estaban completamente abiertas al exterior , unos batientes de madera permitían abrirlas por las mañanas y cerrarlas por las noches y tenían el espacio limitado para albergar un almacén, un taller de artesanía o un mostrador de tienda.
Generalmente, una escalera al final de la tabernae permitía
el acceso a la vivienda del inquilino de la tienda, los guardas del almacén o
los obreros del taller; esta vivienda por lo
general consistía en una única estancia donde se dormía, cocinaba,
trabajaba, etc.
Algunas de esas
estancias eran considerados tugurios, verdaderos “antros” de vicio, impropios
de las clases altas. Lo normal, según las fuentes clásicas, es que las familias
que ocupaban este tipo de residencia compraran la comida, ya cocinada, en los
muchos establecimientos que con tal fin existían en las ciudades romanas,
evitándose así el riesgo de incendio en sus precarias casas.
El
THERMOPOLIUM
Se vendían alimentos en un
mostrador y era donde los romanos solían acudir a beber vino. Era un
local de comida rápida muy de moda en el siglo I. Los romanos eran muy amantes
de comer fuera y este tipo de locales eran ideales para este fin. El Imperio
Romano estaba lleno de ellos y en Pompeya había 120.
En Pompeya
, uno de los más populares era el de Aselina.
Tenía un mostrador en forma de L hacia la calle con unas
hornacinas circulares que les permitían mantener los alimentos preparados bien
fríos bien calientes.
Los clientes llegaban tomaban sus alimentos y los pagaban en el mostrador. Una
vez pagados podían marcharse para comer en la calle o pasar al comedor, el
triclinio, zona decorada con bellos frescos. Allí se reunían con
tus amigos, charlaban y alternaban bebiendo vinos.
En estas tabernas, se consumían los vinos, cultivados en las villas.. A
veces se engañaba a los clientes echando demasiada agua al vino. El
vino que degustaban los asiduos de los thermopolium se
servía caliente. También contaban con el viridarium, un
jardín cerrado para disfrutar de la comida o cena con vistas al
exterior.
La comida típica del therrmopolium consistía
en garbanzos cocinados (la comida de los pobres), pan, queso, vino,
nueces, dátiles, higos o la especialidad de la casa, una especie de bocadillo
de queso al horno cubierto de miel (a los romanos les encantaba la comida
agridulce).
El local se iluminaba con
un candil de bronce colgado del techo, que tenía unas campanillas, para
ahuyentar el mal de ojo. Apoyada en una base de obra había una escalera de
madera, para subir al piso superior, donde estaban las habitaciones para los
huéspedes, o para alquilar por horas.
Algunos albergues o
mesones, ocultaban en la trastienda salones de juego clandestinos, ya que
el juego estaba prohibido.
LAS CAUPONAE
Eran pequeñas tabernas que
tenían diversas finalidades. La principal era ofrecer comida rápida que
permitía a los romanos comer alguna cosa, mientras disfrutaban de sus
actividades cotidianas. Su oferta culinaria se centraba en comidas frías como
chacinas o quesos siempre mojados con vino. Podías tomarlas allí, aunque
siempre de pie en la barra porque no había sillas ni mesas. Eran lugares fijos
para viajeros de paso y para llevar alimentos a calentar por los vecinos, ya
que la majoria no tenían horno en casa. Pero junto a ello también
eran conocidas por sus llamativas camareras engalanadas que eran
cortejadas por los clientes .La entrada de mujeres a estos locales,
estaba terminantemente prohibida. Además de poder comer, se podían dejas los
caballos ya que tenían establos.
En las cauponae más
completas incluso disponían de un servicio de taller de reparaciones y
también se ofrecía la posibilidad de dormir.
Estas Cauponae eran
lugares de reunión de la gente del pueblo, no estaba nada bien visto que un
notable comiese en ellas. De hecho, el poder imperial mantuvo una pequeña
guerra de cuatro siglos de duración contra las tabernas a fin de impedirles que
sirvieran también de restaurantes o Thermopolium, ya que era más moral comer en
casa.
El poder imperial, intentó
por todos los medios que este tipo de tabernas no ofrecieran alimentos, ya que
estas reuniones parecían molestar al poder político. En cierta forma, es
posible ver en este tipo de reuniones el caldo de cultivo para futuras revueltas
o protestas.
Explica el historiador
Suetonio que, en épocas del emperador Tiberio (años 14-37), los ediles
recibieron órdenes expresas suyas para prohibir la venta de alimentos.
POPINAE
Popinae fue un tipo de bar
de vinos generalmente frecuentado por las clases más bajas y los esclavos,
estaban amuebladas de forma sencilla con taburetes y mesas.
Estos lugares
proporcionaron comida, bebida sexo y juegos de azar.
Debido a que se asociaron
con los juegos de azar y la prostitución, la popinae fue vista
por los romanos respetables como lugares de la delincuencia y violencia.
A pesar de que los juegos
de azar con dados era ilegal, parece partir de la gran cantidad de dados
encontrar en ciudades como Pompeya que la mayoría de las
personas ignoran esta ley.
La legislación
relativa al juego censuraba la costumbre de las apuestas (sponsiones), en los
juegos de azar y castigaba a los jugadores. Las sanciones no afectaban al
propietario del local quien, sin embargo, no tenía derecho a reclamar a los
jugadores los posibles daños ocasionados por las peleas que, en ocasiones,
daban al traste con la partida.
Tanto las cauponae y popinae como
los thermopolii estaban considerados como verdaderos
tugurios por lo que ningún notable de la ciudad debía dejarse ver.
El mantenimiento de
prostitutas estaba aún peor visto que el juego, por lo que los propietarios,
aun arriesgándose a los destrozos ocasionados por los jugadores, a los que
tenían que hacer frente, preferían resguardar su imagen y evitar equipararse a los
prostíbulos que, por otra parte, sufrían una restricción horaria que no
afectaba a estos establecimientos.
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Fuentes:
Historia antigua Roma
Catherine Salles Los bajos
fondos de la Antigüedad (Barcelona, 1983).
Maribel Bofill.
Gracias por esta divulgativa aportación
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